La corriente del río
canta melodías
y las rosas bailan.

El viento las arrulla

con ternura creando

un entorno de paz.

La paz de una Infinita Primavera, que se asoma

tras el horizonte.

Tras la esperanza

que emerge desde

el silencio,

desde la soledad.

Las canciones que brotan

se elevan a los cielos

pidiendo de Dios su bondad.

Ya se asoma la belleza inmune

desde los campos floridos,

para dar homenaje

a los que se han dormido.

A los inocentes que se fueron

sin poder despedirse,

a los que pagaron por el error de alguien más.

Cuando te despiertes.

Infinita Primavera,

recuerda despertar sus risas

y su alegría por una eternidad.

© Esperanza E. Vargas